Estábamos
volando. O quizás, estaba volando
sería una mejor forma de decirlo. Sólo yo, no el otro.
Desde
arriba, muy arriba, llegaba ya a ver la isla, esperándome. Una vez más me sentía cautivado por su resplandor verdoso, finamente contorneado por el intenso
amarillo de la costa; un lucero, mi refugio, en aquel mar negro.
Las
aguas contaminadas intentaban tomar la orilla en altas y potentes olas,
amenazando con tragarse ese solitario pedazo de tierra. Pero siempre, con
invisible forcejeo, lograba ella quitarse de encima sus oscuros dientes.
Iniciaba
yo entonces el descenso, lento y gradual, casi vertical. Poco a poco, su luz y
su música me invadían. Podía escuchar la vida, la naturaleza, un canto no de
pájaros sino de todos los seres al unísono, en registros que nunca podría
asociar a nada que alguna vez hubiera oído. Su colorido fulgor era cada vez más
vivo, a tal punto que no podía distinguir forma alguna, sólo fosforescencias de
distintas tonalidad, como una pintura abstracta. Ya no era simplemente verde y
amarillo, era multicolor, eran todos los colores a la vez. No lograba ver
efectivamente qué había allí, pero sabía que era hermoso, lo más bello que
pudiera concebir.
Utopía.
Pero
entonces, cuando mis ojos recién comenzaban a acostumbrarse a la claridad, veía
a mi izquierda una gigantesca pared negra, acercándose a gran velocidad. De un
momento a otro, el canto se convertía en un chillido nostálgico que parecía una
súplica, un grito de ayuda. Unos segundos después, la enorme ola se cernía
sobre mí, y todo se volvía negro. El mar nos engullía de una vez y para
siempre.
Me
hallaba entonces perdido, abría los ojos pero no había más que tinieblas. No
sentía nada, me dejaba llevar. En algún momento, algo me agarraba y me tiraba
hacia arriba. Me veía a mí mismo saliendo del agua y hacía fuerza para levantar
ese cuerpo que tenía mi cara. Lograba con mucho esfuerzo subirlo al precario
bote sin remos ni vela.
Todo
volvía a la normalidad. Yo era el otro y el otro era yo, hasta el momento en
que, una vez más, intentara llegar a al isla.
No hay comentarios:
Publicar un comentario