sábado, 1 de diciembre de 2012

Bruna y su concepción de el amor.

Sus ojos recorrieron rápidamente la inmensa vidriera de la librería, pero se detuvieron automáticamente en un título: "El amor nos destrozará". Quizás si hubiese prestado la suficiente atención a lo que estaba delante de mi vista, o al recorrido de sus ojos, también lo hubiese notado.
—Qué buen título—dijo y enseguida levantó la vista para clavarla en mi cara llena de confusión—. Ese—aclaró señalando—"El amor nos destrozará".
Me encanta entrar en las librerías; las paredes llenas de bibliotecas, el olor a papel, el aspecto tan peculiar que tiene la gente que suele visitar esos lugares con frecuencia. Y uno los reconoce por los lentes caídos, el cabello blanco, las historias ajenas vividas en carne propia que sin querer dejan marcas en sus rostros—llenos de vida y de sueños—porque al final leer un libro es permitirse soñar un sueño que no nos pertenece pero nos gusta.
Entramos sólo con el objetivo de encontrar el libro de la vidriera y asegurarnos de que fuese tan prometedor como su título. Lo era. No pudimos abrirlo pero me leyó en voz bajita la contratapa y aunque ya no recuerdo exactamente qué decía, resuenan en mi mente palabras como: Francia, violín, historia de amor, local de antigüedades... Terminó diciendo que quería comprarlo, quizás tan entusiasmada como yo a esa altura.
Entonces recordé que tiempo atrás me había pedido que le escribiese algo; algo que fuera triste pero supiese ganarse su ternura; algo que hablara del amor, ese destructivo, y aun así le diera ganas de enamorarse. Todavía tenía inconvenientes con escribir para otros, con imaginarme un destinatario particular para mis palabras, mas le dije que lo haría.
Ese era el título, la frase que yo necesitaba. Reflejaba perfectamente esa concepción pesimista pero dulce que tengo del amor y que ella buscaba que le escribiera. Ella espera que le digan que va a sufrir, que le adelanten el dolor con la esperanza de que así la lastimen menos. Quiere sentir que a pesar de que el amor—como todo—va a acabarse en algún momento, vale la pena querer mucho a alguien. Quiere convencerse de que mostrarle lo peor y lo mejor de sí a alguien que ama es un riesgo que aceptamos correr porque el amor es mucho más intenso que el dolor posterior, que el destrozo, el quiebre o la crisis.
No sé cómo decírselo, cómo escribirlo tampoco. Cómo explicarle que el miedo a amar es probablemente el peor de los miedos y que pararnos en la cuerda floja que es querer mucho a alguien es un desafío tan lindo como despertar un día y darnos cuenta que somos felices amando y que, con la facultad de hacernos daño, también le entregamos a otra persona una mucho más linda: la de hacernos bien. 

Para Bruno, mi mejor amiga.
Sé que no es lo mejor, pero es lo que pude.

martes, 27 de noviembre de 2012

crecer

Tenía los pies húmedos, porque esta vez no había caminado con las manos. Decidió sentarse tras 17 años de lluvias y alguno que otro sol . Pensó que quizá convertirse en mar era lo más conveniente, o tal vez volverse árbol sería más práctico.
"No , porque los árboles mueren" dijo . Se llenó la piel de esas cosas que dan vida , se vistió de naturaleza. Fue a buscarse entre las páginas de un libro , entre las notas de una melodía eterna. Se surmergió en un torbellino de dudas , olvidó su cuerpo de mujer y sus pestañas maquilladas.Se mimetizó. Escaló una montaña de rosas y, la inmesidad le enseñó la grandeza.
Empapada en espinas y un aroma delicioso , se arrojó a un lago puro. Apoyó los húmedos pies y despacio tocó la tierra mojada , acercó su cara de niña mujer y se vió reflejada en el agua , como si fuese el espejo en el cual hacía muecas cuando era chica. Esta vez no tenía su tirante cola de caballo en sus cabellos renegridos , sus ojos se habían tornado oscuros en su totalidad y sus manos tenían plumas . Quiso caminar pero no pudo. Dió alaridos de dolor , y entre llanto y miedo , con la conciencia de un recien nacido , largó su vuelo forzoso y sufrido como las espinas que se adentraban en su piel.
No quería ser , pero dejó que el viento la soplara , se haga parte de sus plumas y se fue. Con las patas mojadas y un insoportable gusto a fruta madura en su boca voló alto , y fue sol y mar , fue duda y certeza , fue luna y fuego y supo ser , al fin , niña y mujer.

sábado, 24 de noviembre de 2012

Escritos de Ambar I.

Parada al abismo del sol, con los pies quemados después de correr por las estaciones de la lluvia, golpeaban en su ventana gotas de placeres pidiendo a gritos volver a deslizarse por su cuerpo mientras se oían los llantos del cielo y la guerra que provocaban al estrecharse contra su techo.


Ella estaba segura, y decidió guardar sus letras, su cuerpo fotografiado en blanco y negro con las montañas de sus curvas junto con su pelo cobre rojizo. Pero todo color, claro, y todo el color y todo lo que puede tener una foto, se pierde en el mundo, un mundo abstracto, inexacto, pero ideal. Como todo recuerdo que pierde color y se destiñe con el tiempo, viviendo, pero sin vida. Como una lengua seca, como el pelo gris de un anciano, como las uñas largas de un muerto.



Ella, ella tenia las manos frías, y ya no importaba nada. Sacó las rosas del florero mientras las apoyaba una por una en su cama haciendo un colchón de flores. Tomó de su mesita de luz una pastilla. Cerró el cajón y se la tragó al mismo tiempo. Se desvistió lentamente y apenas se sacó su ultima prenda interior, cayó desprendida en medio de la cama, honesta, y más honesta que nunca, a vista gorda claro.



Y sin embargo, sus manos sostenían los dolores que le cortaban como vidrios los dedos, pero su sangre seguía fría, tan fría que le hervía las venas.Y a pesar de eso, a pesar de todo eso y su mirada triste, a pesar de su piel, la lengua, el pelo y las uñas a pesar de todo eso, más.

domingo, 18 de noviembre de 2012

Preámbulo y La Risa.


[Me gustaría dejar un par de cosas claras antes de colocar un textito dedicado con amor. En primer lugar, decir que mi vida esta pasando por el camino más extrañamente hostil que había transitado jamás. Por lo que, y lo que me conlleva a la segunda aclaración, puede que no este en mis mejores ánimos. Más que lo común, a eso me refiero. Porque saben los que me conocen, que puedo llegar a ser un gran cabrón gran cuando de la vida se habla. Pero, y a esto voy, no odio a nada y me cuesta hacerle entender a la gente lo que me ocurre. Realmente, decir que estos tiempos son extraños es muy, muy poco. Pero no me gustaría abrumarlos con mis problemas (que tampoco lo son) sino que quiero que, de cierto modo, no tiren más juguito de limón en mis ojos. Oiga, ¡todos quieren ser felices! Así que, moverte un toque y deja que me acomode. Y no me cagues a palos en lo posible. Soy un hombre, no una roca.

Y otra cosa, ‘Contra el Mundo’ es la mayor expresión de anarquismo mental a la que pueda yo (y mis compañeros) llegar a experimentar de manera escrita. No es más que eso. No te odio ni mucho menos, pelotudo/a.]

Ahora si, sin más preámbulos, esto:

En cierto punto pensé yo que la lágrima era, posiblemente, el único reflejo o, si se quiere, impulso físico para hacer catarsis. Aunque bien en vez de ir al teatro podía ahorrarme la plata, prender la tele o salir a la calle, y ver como esta la cosa en el país/planeta (¿suficientemente triste?). Pero, no mucho después me di cuenta que la risa es por demás, una gran expresión de felicidad instantánea que no requiere esfuerzo alguno y es gratuita. Podría decirse, entonces, es la contraparte positiva del llanto. Pero a mi parecer la calidez que brinda una sonrisa es mucho menos trabajosa que la mueca desdibujada que produce llorar. No le resta profundidad, pero es algo que (a simple vista) no causa tanto impacto a las personas. Parece ser una metáfora, de que lo bueno es fugaz y temprano, mientras que la tristeza se mantiene congelada por un letargo eterno. Es así como muchas veces, se conmemora más una muerte que un nacimiento, se recuerda más un dolor y hasta es celebrado más un ingreso económico que una amistad nueva. Para mí, la risa es una forma de decir las cosas, una instantánea de alegría, hasta una obra de arte en ciertos casos. No todos reímos por igual, así como no todos sufrimos de maneras gemelas. Incluso (como en mi caso) una lagrima es casi tan difícil como un examen de matemáticas, por eso me libero en forma de escalofríos. Es algo bastante raro, en realidad. Otra gente se libra con odio. Esa es también es buena (aunque suele traer bastantes problemas).

En fin, todo es mejor si se hace con una sonrisa. Es el idioma universal de la felicidad y hace que todos, todos todos, nos veamos mas bonitos. ¿O no?


Para Mari Tortora.


lunes, 12 de noviembre de 2012

Detalles

Me encanta el café; levantarme temprano y sin sueño, cuando el sol todavía es tímido y dora suavemente todo eso que se atreve a interponerse en su paso; las fotos de rollo y el ruido que hacen las cámaras viejas cada vez que alguien dispara el obturador, amo esos momentos inmortalizados en papel para siempre; la gente que sonríe, los que son dulces porque sí; el esmalte bordó en las uñas ajenas y bien pintadas; el perfume que usaba mi abuela; el olor a jazmines y a sahumerio; esos momentos contados con los dedos de una mano en los que mi papá me abraza de verdad; el tatuaje en el que mi mamá hizo perpetuo el amor que me tiene; el amor que mi tío una vez le tuvo al cine; la sinceridad de los nenes chiquitos, sus ojos brillosos. Me gusta lo extraños que son los seres que aman el arte, el desafío que significa entenderlos; la ceremonia de hacer un té en hebras; la voz de mi abuelo materno; el acto tan cliché de regalar una flor; los dedos manchados después de leer el diario; el sentimiento desolador después de terminar un buen libro; el llanto de quien llora de alegría; ese sentimiento inexplicable que genera escuchar una buena canción; las sonrisas en monocromo, sobre todo si es gris. Amo la gente que siente pasión por lo que hace; los viejitos caminando de la mano, el pelo blanco; el calor de una taza humeando un día de frío; que me bese la frente y me dé la mano, que me acaricie mientras me mira fijo; los libros usados y con historia, las hojas amarillentas y ese olor que dice "yo viví"; el amor que García Lorca le tenía a Dalí; el sonido del mar y del viento en la cima de una montaña; las tardes de otoño; los vestidos de antes; escribir con pluma y las manchas de tinta en las manos; la gente que pinta; las amistades que son mucho más fuertes que la sangre; el refugio que significa un abrazo y otro montón de detalles que me llevaría toda la vida enumerar.

lunes, 5 de noviembre de 2012

La isla


Estábamos volando. O quizás, estaba volando sería una mejor forma de decirlo. Sólo yo, no el otro.

Desde arriba, muy arriba, llegaba ya a ver la isla, esperándome. Una vez más me sentía cautivado por su resplandor verdoso, finamente contorneado por el intenso amarillo de la costa; un lucero, mi refugio, en aquel mar negro.
Las aguas contaminadas intentaban tomar la orilla en altas y potentes olas, amenazando con tragarse ese solitario pedazo de tierra. Pero siempre, con invisible forcejeo, lograba ella quitarse de encima sus oscuros dientes.
Iniciaba yo entonces el descenso, lento y gradual, casi vertical. Poco a poco, su luz y su música me invadían. Podía escuchar la vida, la naturaleza, un canto no de pájaros sino de todos los seres al unísono, en registros que nunca podría asociar a nada que alguna vez hubiera oído. Su colorido fulgor era cada vez más vivo, a tal punto que no podía distinguir forma alguna, sólo fosforescencias de distintas tonalidad, como una pintura abstracta. Ya no era simplemente verde y amarillo, era multicolor, eran todos los colores a la vez. No lograba ver efectivamente qué había allí, pero sabía que era hermoso, lo más bello que pudiera concebir.
Utopía.

Pero entonces, cuando mis ojos recién comenzaban a acostumbrarse a la claridad, veía a mi izquierda una gigantesca pared negra, acercándose a gran velocidad. De un momento a otro, el canto se convertía en un chillido nostálgico que parecía una súplica, un grito de ayuda. Unos segundos después, la enorme ola se cernía sobre mí, y todo se volvía negro. El mar nos engullía de una vez y para siempre.
Me hallaba entonces perdido, abría los ojos pero no había más que tinieblas. No sentía nada, me dejaba llevar. En algún momento, algo me agarraba y me tiraba hacia arriba. Me veía a mí mismo saliendo del agua y hacía fuerza para levantar ese cuerpo que tenía mi cara. Lograba con mucho esfuerzo subirlo al precario bote sin remos ni vela.

Todo volvía a la normalidad. Yo era el otro y el otro era yo, hasta el momento en que, una vez más, intentara llegar a al isla.

sábado, 3 de noviembre de 2012

Si me voy, me voy con vos

Encontrarnos
reconocer nuestro ser
darte la mano
e irnos volando 
bajo cualquier cielo,
hacerte conocer, 
todos esos lugares que nunca viste
y quizas mañana quieras volver.
El sol acompaña la figura de tu cuerpo,
jugamos a las escondidas, 
pero siempre vamos a encontrarnos,
otra vez, porque no podemos despegar 
los labios una vez que se conocieron.
Sentir tu corazón, 
acariciar tu piel
mirarte fijo a los ojos
verte, no verte, y volverte a mirar
y ya no estás tan lejos como estabas,
no quiero soltarte,
no me sueltes 
no almenos hasta que tenga que correr
o podemos escapar
juntos
otra vez, 
pero hoy para siempre.

viernes, 2 de noviembre de 2012

En el limbo

En el limbo,
las estrellas como símbolo
el sol pero mas tenue que nunca
mi sangre, y verla correr
tu eterno placer

pierdo gano y vuelvo a perder
miles de veces y una ultima vez

Imploto, estallo, me desarmoSoy después de no Ser

Vibro después de Caer
Respiro para Crecer

Tus pupilas
una y otra vez
y mi único amanecer
hoy es ayer, hoy soy todo
si fui la nada, si fui miles de pavadas

si no Creo no reviento
no te Pienso , solo Siento,
tu parpadeo como único movimiento,
Hoy vuelo sin perder el aliento.

si después de todo
la Luna nos escucha
sabremos que, en la inconstancia
ganamos la lucha.


jueves, 1 de noviembre de 2012

chau

No encontrarte en casi nada
haberte perdido
entre las rosas azules
entre los libros destartalados y las letras borroneadas
entre las fotografías del cielo

perderte a cada instante
saborearte y hallar tu gusto en
el helado de menta granizada
encontrarte quizás en el olor
a lluvia

verte reflejado en los vidrios
de los autos y perderte
en 2 o 3 parpadeos
saber que buscarte en la esquina
de siempre sería
perseguir fantasmas.

seguir buscandote en las sopas de letras
formar tu nombre en recortes de revistas
dedicarte las canciones que
me dedicabas

escuchar tu voz adentro mío
resonante
agotadora
casi sin fuerza

aferrarme a los artistas que te gustaban
leerte entre líneas y acordarme
que no quiero encontrarte
que buscarte es entrar
en un club de suicidas

creer que el suicidio
me sienta suave
que cada respiro me sea
orgásmico

recordar que no quiero
ser una chica muerta
o  una muerta chica
encontrarte caminando
en mi mente y
que arrebates mis días
con tu paso firme y dudoso


que me mates de duda
y que la muerte sea dulce
y ahora sí que ya no
que ya no te encuentre en casi nada
que sobre todo te haya perdido
hasta en los antónimos
hasta en las rosas rojas
hasta en los libros bien cuidados
y hasta en las fotografías del pasto.





El corazón es un infante risueño.


Hola. Lo único que hago es pensar en vos todo el tiempo. Y es una cacona la verdad, ya no puedo concentrarme en hacer todo eso, como dormir la siesta o la tabla del 2. Me cuesta dormir un poco también y me cuesta comer y todo lo que hacemos cuando estamos vivos. Lo más sincero de mi corazón las escribo con crayón, como esto. Dibujo tus tres lunares que son como las tres marías. Cada cosita que hago trae a los perros esos grandes que me muerden y me hacen correr los días y los meses con cara de preocupado. Solo corro mucho y me caigo después. A veces solo quiero un abrazo y que todos los demás se callen. Sobre todo la maestra. Otras veces me gustaría tirar todo bien lejos y escuchar Barney todo el día. Me duele la mano asique paro por un rato. Chau.

Cansado estoy también de que no se cumplan las cosas del día/día. De las tristezas frías como el hielo y pisar caca de perro. Solo quiero reírme un rato, ¿sabes vos? Y que cuando sea más grande tenga una barba larga y tocar la batería todo el día. Solo quiero que bailemos los bailes que bailábamos antes. Mover la colita de un lado al otro y olvidarse de la maestra y la tabla del 2 y los crayones y la caca. Pero igual parece que es muy difícil. Ya vengo, muac.

Escribí esto en la hora de dibujo porque no se me ocurre nada ni nada me da gracia ya. Después me puse a leer pero me acorde que no se leer muy bien y además no podía acomodarme bien en la silla. Sabes que sos muy linda y eso, y te lo dicen todos, y te lo digo yo y yo no soy todos. Osea fíjate cuanto sos.  Jiji. El calor me esta afectando un poco si. Jeje. Tengo tanto sueño tambien, ¿me estaré volviendo loco? O no, yo soy muy chico para eso. Jojo. Bueno me voy a mi casa y voy a pintar las paredes y después me voy a comer los crayones si. Chau un beso.




Ahora si, basta ya:


Méteme en un traje. Aféitame la barba. Pásame el maletín.

Dibújame una mueca. Mátame la felicidad. Cerra la puerta y ándate con otro.


martes, 30 de octubre de 2012

Los espejos dicen la verdad y el miedo no existe.


Terminé amándola. De pronto se había convertido en lo único en lo que podía pensar. Me asustaba más la idea de no volver a verla sonriendo que la de no volver a ver el sol. Cualquier roce efímero de su piel con la mía se volvía eterno, al menos hasta que me tocaba nuevamente. Y cuando me sonreía, cuando me regalaba un mundo donde los espejos dicen la verdad y el miedo no existe, donde ese gesto simple era suficiente para ser feliz, yo jugaba a creer que ella también me amaba.
Porque el amor es la mentira más linda de todas. Porque el amor nos pinta ese "para siempre" tan barato que nosotros elegimos creer, que necesitamos creer. Y ahí estaban sus dedos largos entrelazados con los míos para siempre, como si acaso fuera posible que no se cansara de mí. Como si acaso, en ese mundo de colores vivos y vientos con olor a primavera, existiese la posibilidad de que alguien como ella me amase. Cuando junté el valor para decírselo, mi nariz estaba enterrada en su pelo y tenía los ojos cerrados. Escuchaba el aire entrar y salir de sus pulmones mientras susurraba una canción en francés que no conocía.
—Te amo tanto que necesito decírtelo.
Amar en silencio duele, amar en silencio duele más que amar a alguien que no te ama. O quizás esas cosas vayan de la mano, porque al final no le decimos que las amamos a aquellas personas que creemos que no les agradaría escuchar cómo nos sentimos. A ella no le gustó. Era evidente, y yo lo sabía, que cuando supiese la intensidad de mis sentimientos algo se quebraría entre nosotros. Por eso se me aceleró el corazón y me dolió ver cómo abría los ojos para mirarme a la cara y entender que hablaba en serio. Para entonces, roto ese cariño que a su forma me tenía, yo sólo quería seguir haciendo todas esas cosas que hacíamos antes y que, dicho lo que me pasaba, ella resignificaría erróneamente. Quería el hueco en su cuello, el olor de su pelo, el sabor de su piel, el cuerpo temblando, los ojos llorosos, lo vulnerable que se permite ser a veces conmigo, los cigarrillos de los días lluviosos, las canciones de desamor y su voz diciéndome que amar es para débiles.
No entendí que las almas libres no pueden ser amadas; lo hice una vez que ya se había ido y no había qué amar más que el recuerdo de su frescura y lo bien que me hacía. Dejarme quererla era demasiado egoísta para ella; pero permitirse quererme era cortarse las alas. Nunca dijo adiós, y yo la esperé las primeras veces. La razón termina entendiendo que no va a volver; pero al alma le cuesta una vida olvidar a la persona que amó, probablemente por eso todavía la recuerdo. Por eso mi nariz sigue enterrada en su pelo negro y mis dientes mordiéndole los labios; por eso el humo del último cigarrillo sigue flotando en el aire que es el mismo desde que me dejó; por eso no me animo a respirar, porque su olor sigue dentro de mis pulmones. Entonces, sólo entonces, los espejos dicen la verdad y el miedo no existe.


Hay cierta cosa en el desamor que me termina resultando tierna.
O tal vez sea solamente esa melancolía tan amarga de amar a alguien que no siente lo mismo.
O aún peor, que sí, pero por otra persona.
No sé porque escribí esto cuándo podría estar escribiendo
 sobre lo dulce que es querer a alguien (y con este alguien no hablo en general, sino en particular).
Igual, creo que mi estado emocional me robó la inspiración.
Escribir me está costando.
Por eso me alegra haber terminado algo después de varios intentos.
Amen. Y si es en voz alta, mejor.
B.

lunes, 29 de octubre de 2012

Piel.

Te sentí.

Te sentí venir.
Te sentí llegar, acercándote paulatinamente, sin prisa pero con ansias.
Te esperé.
Te recibí.
Te sentí…

Tu pelo, salvaje.
Tus labios, junto a los míos.
Tu olor, tan peculiar.
Tu presencia, firme y vulnerable a la vez.

Es parte de un todo, tan maravilloso que, me hace suspirar cada vez que abro los ojos y te veo, ahí, conmigo, sentada, acostada, despierta o dormida.
En parte de un todo. Un todo maravilloso.

Desde aquél entonces siento como todo lo malo se desvanece.
Con tu sonrisa, con tu risa, con tu voz, con tu mirada. Con tan sólo tu respiración…
Con cada una de tus expresiones.

Sos hermosa. Pero no querés que te lo diga.
¿Por qué? ¿Por qué no puedo demostrarte lo que generás en mí con un “Sos hermosa”, o un “Hola, hermosa”? No me dejás. Decís que miento.
Pero no miento…

“Hola”. Palabra tan recurrente en nuestros diálogos.
Es el disparador de una conversación, el pié de una demostración de cariño, de un gesto de amor, de una sonrisa mía o de una tuya.


Son tus ojos que me atrapan, tu mirada  me desconcierta, tu voz dulce, susurrándome al oído. Son los besos, los abrazos. Son todas esas cosas que son parte de un todo.

                                                                  Somos dos, y somos Uno.

Atte.

jueves, 25 de octubre de 2012

Retrato.


Hay un lugar al que nunca fui (y no creo que vaya jamás) del que muchos me han contado. Sagrado es y su descripción en esta: Infinitos hilos monocromo caen desde la altura y cubren parcialmente y por lo alto lo que seria una esfera u ovalo gigante. Los hilos presentan excesivas y diferentes tonalidades, pero el color siempre es negro, como la oscuridad que rodea de manera constante al conjunto susodicho. En el ovalo, los hilos se cortan en un fleco y por debajo de este, dos puntos gigantes y estratégicos se presentan, simétricamente. Estos dos puntos (o puertas del alma) son increíblemente extravagantes y por qué no, perfectos. Marrón es su núcleo y el brillo que emiten es inagotable, aunque a veces la lluvia no permite ver su verdadero esplendor. Unos micrómetros mas abajo una montaña no muy alta se eleva por sobre la gran esfera/ovalo. Esta algo rojiza y nevada, y una masiva cantidad de buitres vuelan a su alrededor, en busca de algún punto débil por el cual atacar. Casi llegando al final del ovalo, se topa uno con dos volcanes carnosos y fibrosos, por no decir extremadamente suaves. Se discute aun si son carmesíes o grisáceos, ya que depende el punto de vista del cual se los mire, quien los observa y el día que se los afronte. Los volcanes gemelos esperan aun por algo que los haga erupcionar. Muchos intentaron escalar esos riscos, pero bien o eran tontos o suicidas o ambas cosas. Nadie lo logro. Finalmente, a los costados del ovalo se pueden ver dos seudocartilagos, no muy grandes, que visten perlas lustradas en su punto mas bajo y tierno. Dicen algunos que se les puede hablar a estas ''cuevas'' en busca de alguna respuesta a mito o tema delicado, sea amor o sea muerte, y en cierto caso, las plegarias son satisfactoriamente respondidas. La gente que lo dice, sin embargo, no esta del todo sana.
Yo bien podría arriesgarme a visitar ese lugar, pero no me fio de un terreno tan malditamente inestable. Y bello.






(Y así es como se terminaría tu retrato, bonita)


Demencia gratuita: Muse - Space Dementia

miércoles, 24 de octubre de 2012

Ella, la histeria.


Da vueltas en la cama. De un lado a otro, sus ojos pasean por la habitación que parece detenida en el tiempo. Los muebles viejos, el verde antiguo de la pared, las cortinas horrendas y llenas de polvo, el reloj de péndulo haciendo un ruido bajito pero incesante. Ella sigue revolviéndose, aturdida. La histeria la ataca, la propia y la ajena. Los recuerdos, tan lúcidos, la alteran. La excitan. La desestabilizan. Perder el equilibrio la hace gritar y sigue moviéndose. 
Sabe que cuando todo pase, cuando esos recuerdos vuelvan a hundirse en su conciencia, ya no habrá dolor. Pero el olvido no existe y lo sabe; y es eso lo que probablemente más la atormente: seguirán allí, ahogados, llenos de musgo como esos barcos que pasan años bajo el mar. 
Un día llegará alguien lo suficientemente fuerte para remover esa reminiscencia muerta al fondo de su mente y, como ahora, ella, llena de miedo, deberá luchar con la histeria una vez más. Con ese momento de conciencia tan lúcido que mata; que se clava al lado del corazón y lo rasca, regodeándose, sin piedad alguna, con la posibilidad de destruirla. Entonces, esa misma persona que arrastró ese barco abandonado a flote, será quien se pare a su lado y le sostenga la mano mientras la histeria la visite, mientras los sueños se destruyan, mientras parezca que no sobreviviremos para ver el siguiente amanecer. No será suficiente, sin embargo. Los fantasmas volverán a hundirse, quizás más hondo; porque hay algo que esa persona no puede entender: esos recuerdos son parte de ella, así como la histeria y los miedos; están arraigados. 


Destrucción.
Se siente tan bien volver a ser yo por un momento.
B.

miércoles, 17 de octubre de 2012

[Mi cabeza es un] Rompecabezas.



De que podría hablar en este caso. Tal ves de uno, si no el mejor viaje de mi vida. Cuando nos dirigimos yo y unos 40 mas a Jujuy de los Andes a una hermosa, hermosísima escuelita que no tenia mas que amor para entregar. Posteriormente me encontraría yo y los demás en días y noches de diversión, a unos varios kilómetros más de allí, en San Martin. Sinceramente fue lo mejor del mundo. Y aunque no tengo más que palabras insignificantes, solo puedo recomendar que lo 
hagan si tienen alguna oportunidad.

Aunque por supuesto podría hablar de la parte negativa. O de la seudo-traición que se arrastró hasta bien entrado el viaje. O como tuve en manos la alegría de unos cuantos (y la tristeza de muchos otros). Sinceramente, mi mente esta en extremo bifurcada y lo único que hice en mi reciente estadía en Bs As fue marearme y confundirme. Disculpas por esto.

Otra cosa, para organizarme mejor: sepan perdonar también la falta de entradas recientes. Debería estar a flor de popa mi imaginación, pero mucho me temo que esos chiquitos de la escuela me hicieron olvidar la fantasía, para ver un poco la realidad. OTRA realidad sin duda. Mucho mejor.

También podría hablarles a ustedes de ilusiones y caídas y malentendidos y sinceridades mías. Y como una vez mas caí en una telaraña de lo más profunda. Igual, queridos, ya estoy volviendo en si. No es un problema del que quiero hacer un vacío eterno. Ya muchas buenaventuras tuve en el viaje como para que una niñita de ojos bonitos me corte en pedacitos. No más.


Creo. Ojalá.


En fin, me parece que, aunque fue corta, explica (muy escuetamente) lo que ocurrió en este par de semanas. Sepan entender mi confusión temprana y mis molestias. Puta que estoy escribiendo mal.


Ya volveré en unos días. Mejor que nunca. Más cargado que nunca. Más lleno de mierda mental que nunca. Y con una precisión quirúrgica en el control de mis escrituras. Por ahora, deséenme suerte. Saluditos.


Uno no va a la librería para enamorarse, pero allí estaba. Leía a Allan Poe traducido por Cortázar y una sonrisa se le dibujaba en los labios; con una mano sostenía el pesado libro y con la otra recorría distraídamente las páginas del ejemplar en la mesa. Notó la longitud de sus dedos y pensó que sería buen pianista. Ella no sabía, entonces, de París y de Londres. Ni siquiera sabía de su música, o de las pinturas. Mucho menos de las clases de saxo. Y todo eso que ella todavía no sabía, quería saberlo.
Buscó en su cabeza una excusa para hablarle. Hoy ya no la recuerda, pero cree que fue pedirle el libro que recorrían sus dedos. Lo que sí está vívido en su mente es la sonrisa amable y la mirada desorientada que le dedicó al levantar la mirada del libro.
Hoy sabe de París y de Londres, de la música, de las pinturas, de los dibujos, del saxo. Sabe del piano, de la guitarra, de la biblioteca, de los libros viejos, de las fotos en blanco y negro. Sabe que nació varias décadas después, pero que con ella se siente cómodo. Hoy Poe ocupa un lugar especial en la estantería donde se mezclan sus libros. Hoy, que ya le escribió canciones, la pintó vestida y desnuda, le mostró su lugar en  el mundo, le cantó los Beatles, la llenó de besos, le regaló libros y la llevó lejos; hoy ella sabe que uno no va a la librería a enamorarse, pero él estaba ahí.

Uno no va a ningún lado a enamorarse, ¿no?
Pero de pronto nos pasa y ¡pum!
Nuestro mundo se da vuelta.
Y escribimos cuentos con finales felices.

sábado, 29 de septiembre de 2012

Mamá tenía los ojos llenos de terror. Papá quemaba los libros en el patio de atrás mientras le gritaba que también había que quemar las fotos. Habían chupado a Ernesto. "Y si Ernesto cae, caemos todos". Por eso el viejo se había quedado al lado del teléfono toda la tarde. Las cuatro horas se habían hecho seis, porque guardaba la esperanza de que algo, un imprevisto, lo hubiese retrasado más de lo esperado. Sin embargo ya habían pasado ocho y no había noticias.
Con el tiempo fui aprendiendo cómo funcionaban. Los llamados periódicos y la ansiedad cuando alguien se atrasaba. "Lo chuparon" y el caos posterior que instauraba en la casa esa frase. Ahora era en serio. Papá decía a los gritos que había que movernos rápido. Mamá tiraba al fuego las fotos familiares. Tenía las mejillas con surcos rojos producto del llanto y el cuerpo se le contraía con cada sollozo cargado de angustia. Yo quería abrazarla y, cuando lo intenté, me mandó arriba con Pedro. Pedro también lloraba; sufría porque ella sufría.
Era la segunda vez que esto pasaba. En la primera Pedro era demasiado chico siquiera para entender lo que estaba pasando. Mamá convenció a papá de que no era necesario quemar los libros de Marx, los cuales llevamos con nosotros. Ahora la cosa era diferente. Parecía que no había tiempo y que se los iban a llevar también a ellos. Por un momento, cargado de resentimiento, pensé que quizás se lo merecían. Entonces me escapé, ya no quería ser parte de todo aquello. Le dije a mi hermano que se quedara donde estaba—en la cama, tapado—como si la frazada pudiera protegerlo del miedo. Agarré las llaves y un poco de guita y corrí varias cuadras hasta llegar a la avenida Rivadavia. Paré un taxi. "Corrientes y Salguero". Ahí vivía ella, Ámbar.
La había conocido hacía un par de años en el Parque Centenario. Leía un libro de esos prohibidos, lo supuse porque estaba forrado. El pelo castaño oscuro le caía sobre el rostro pero, y quizás porque todos sentimos el peso de la mirada ajena sobre nosotros mismos, levantó la vista para dar a luz los ojos verdes más hermosos que había visto jamás. Me había sonreído mientras cerraba el libro y encendía un cigarrillo, nunca supe si fue por mi cara de boludo o por la remera de los Beatles. Aunque ahora que la conozco diría que fue por la camiseta, por entonces no sabía del tocadisco y los vinilos que le había regalado su papá.
Era más grande que yo. Iba a la facultad y estudiaba Letras, pero había tenido que dejar cuando las cosas se pusieron jodidas. Veía mucho de mis viejos en ella; los ideales revolucionarios que les despreciaba y que ella volvía hermosos, por ejemplo. Ámbar podía vivir tranquila porque vivía sola y porque no estaba metida en la política.
Me decía pibe todo el tiempo y yo me alteraba; porque de verdad sentía que no tenía nada que hacer al lado suyo. Fuera cual fuese la razón por la que seguía invitándome a compartir un poco de mi tiempo con ella, no parecía importarle la diferencia de edad. Ni siquiera cuando hacer el amor se volvió inevitable. Empecé a fumar sus cigarrillos, a disfrutar de sus libros, a escucharla hablar de cómo el amor podía cambiar el mundo, a acariciarla con los Beatles y el sonido inconfundible del tocadisco funcionando.
Cuando toqué el timbre me di cuenta de que llevaba meses sin verla. La última vez me había dicho "te estás enamorando y no está bien", frase que se había clavado hondo en mi corazón adolescente. Quizás por eso no había vuelto, tal vez simplemente porque esa oración era lo que yo tanto temía: que se diera cuenta que no tenía nada que hacer conmigo. Sin embargo cuando me abrió la puerta del edificio su sonrisa era la misma de siempre y sus brazos rodearon mi cuello en un abrazo cariñoso. "Te extrañé, pibe". Así son las mujeres. En los tiempos en los que papá era más amigable, solía decirme que dicen siempre lo contrario a lo que piensan y Ámbar no tenía por qué ser la excepción.
Leyó a Neruda en voz alta antes de intentar darme un beso. La confusión era visible en sus ojos, porque al fin de cuentas ella sabía que yo estaba enamorado y que sus besos eran para mí, de todos los besos, los más lindos del mundo. A pesar de todo me besó. El olor a flores un poco invasivo de ese perfume barato que usaba, me atacó de pronto. Junto con este, el calor penetraba a través de mi ropa y la cercanía se volvía tan real que se desdibujaba el límite entre un cuerpo y el otro. Ámbar era amor, pasión, alegría; era la fuerza que yo no tenía para decirle a mis viejos que dejaran de luchar por el cambio y lucharan por sus dos hijos, que los queríamos ver envejecer; Ámbar era todo lo que me faltaba y lo que nunca aprendí a ser. 
Una semana entera me quedé en su departamento. Insistió para que volviera a casa, por lo menos a ver cómo estaban los viejos. Es probable que me negara porque presentía lo que había pasado; porque volver allí era enfrentar la prueba latente de mi cobardía. Se ofreció a acompañarme, así que volvimos. En el trayecto pensé cómo explicarle, sobre todo a papá, quién era y cómo conocí a Ámbar; aún cuando sabía que la casa iba a estar vacía. Es una sensación muy extraña, tener la certeza de que algo sucedió y aun así pretender convencerse de lo contrario. Como cuando alguien fallece y se lo sigue esperando; como cuando el amor se acaba y seguimos insistiendo; como cuando mentimos para que al otro no le duela. Así me sentía; mintiéndome a mí mismo.
Ella lloró. "No puedo entender que no te duela". Yo no podía dejar de pensar en Pedrito y en papá diciendo "lo chuparon". Pedrito. Pedrito y yo que le había dicho que se quedara abajo de la frazada. Pedro, que tenía un hermano que no supo, o que no pudo. Y papá, que le importaba más la izquierda que lo que pasaba adentro de su casa.
Ámbar me agarró la mano. "Dale, tarado, sufrí". Entonces lloré a los padres que nunca tuve y que ellos se llevaron. Y quise alejarla, sacarla de ahí y no volver a verla. Ella me había mostrado un mundo en el que podía ser feliz; sus palabras decorativas, Neruda, los discos de vinilo. Las letras de Sui Generis, el comunismo, los jóvenes y la política. El sexo y los cigarrillos. Los vicios y el amor. Estar con ella y estar sin ella. La quise alejar y no pude. Porque como antes, ahora, volvía a elegir ese mundo en el que podía estar bien aún cuando enamorarme era algo malo.


Bú, lo conflictivo que es amar en guerra; a alguien o a los propios padres. 
Necesita una revisión en frío, pero ahora no es el momento.
Creo que no le ponía un nombre a un personaje desde que me puse nombre a mí misma.
Creo que no escribía algo tan largo desde...
...bueno, hace tanto que ya ni me acuerdo.
Si le quieren buscar un título, los aplaudo.
B.

martes, 18 de septiembre de 2012

¯\_(ツ)_/¯

Que día mojado. Correr tras el bondi, saltar charcos de manera cuasi homosexual, esquivar molestias espirituales, y porque no, sacar un par de espinas del motor. Sin duda un pésimo día para amar de manera apropiada. Sin embargo, es idóneo el hábitat para la reflexión y la moralidad. Para buscar respuestas a las preguntas que nunca me van a responder, o nadar en el mar de ideas bizarras en mi interior. ¿O que tal planear el futuro más incierto y quebrantable? Todo eso sirve para un día tan temporal como hoy. El viento que se lleva las penas y el agua que las vuelve a traer, para chocar de lleno con tus ojos. Es difícil ver bajo la lluvia, pero es una sensación fantástica y extraña. Ese ahogamiento prematuro. Ese escape del mundo árido que conocemos. Tratar de pulir un poquito mas las incoherencias que tanto nos molestan, como el trabado de palabras y los momentos incomodos. Perfectamente cómodos para los días de lluvia, igual. Me gustaría explicar un poco más del tema, pero necesito un exprimidor o algo así. Un trapo de piso, tal vez. Este, en cualquiera de los casos, es muy recomendable no dejarse golpear por estos días. Ni por la gente, que erosiona de a poco el alma y luego la mente. El mal tiempo merece nuestra buena cara, aunque sea jodido de lograr. Aunque te escupa.




Porque aunque el día no cambie, no hay cosa mas cálida que una sonrisa. Ni más dulce.




Debería de afeitarme, creo.  Jazz estrafalario aquí, suerte con los días: BBNG

domingo, 16 de septiembre de 2012

El sur y ellos II

—El café está frío—le dijo, señalando la taza en la mesa de luz.
Ella asintió, con miedo a romper el silencio en el que ambos se habían sumido. Le tendió la mano y entrelazaron los dedos. El contacto, el efímero roce de la piel contra la suya, era la única forma de sentir que, después de todo, quedaba algo por lo que pelear.
Enterró los dedos debajo de su pelo corto mientras hundía la cara en su cuello. Si el amor se había ido desgastando con el tiempo, si había un abismo entre el principio y esto que parecía ser el final, ella quería seguir teniéndolo cerca. Le gustaba sentir que era quien aliviaba el dolor en su mirada, ese que ya  tenía cuando lo conoció. Disfrutaba repasando con los dedos las líneas del tatuaje que tenía en la espalda, de la música en la mañana, los cigarrillos por la noche, del dolor y la alegría que produce querer mucho a alguien.
Pero quizás el amor estaba frío como el café que ya no humeaba en la mesa de luz. Tal vez no había por qué luchar y el contacto estaba sobrevalorado. Y, probablemente, la música por la mañana fuera sólo canciones de despedida y los cigarrillos, cargados de frustración, el ultimátum de ese amor melancólico que ya no miraba a los ojos.
Solo entonces lo supo, era hora de juntar las cosas y escapar de ahí sin volver la vista para verlo llorar mientras fuma junto a la ventana. En el sur ya no hay lugar suficiente para los dos.

sábado, 15 de septiembre de 2012

Basta.


En la quietud de tus pupilas descanzaban las mil y un sensaciones,
entrelazados enigmaticos crucigramas, codiciados acertijos,
envuelto todo en un manto por momentos transparente, por momentos infinitamente ausente.

La claridad del magnetismo de los cuerpos, el trazo firme del "quien seremos",
la firmeza plena que destacaba nuestra caricia inerte,
sensaciones inmóviles pero versatilez.... silenciosas pero resonantes.... obnubiladas pero precisas...

Un oceano de muecas de felicidad, embrabecido rio repleto de inconclusas miradas,

FuimosTodo, un laberinto de profecías
SomosNada, ya ni tu mirada, ni la mia.

Con la crudeza digna del Ser mas frió que piso la Tierra,
equilibro cada partícula de mi sistema,

el espinoso roce de las voces no me permite decidir,
pero en el fondo se que es hora de elegir,
de una vez por todas hay que saber como salir de lo que nos impide seguir.

Hoy elijo resurgir sabiendo que morí intentado combatir y que jamas....

pero JAMAS, elegí huir.

miércoles, 12 de septiembre de 2012

Ojo abierto = Bala perdida.


Observando, el hombre aprende. La astronomía no se queda atrás en cuestiones metafóricas, amoristicas y amorfas. Sin embargo, y antes de tejer un argumento de $2,50, debo decir que es esto tan solo una teoría y no más que eso. Bien se puede observar detenidamente el cielo nocturno, y se pueden distinguir, con suerte y fatalidad, pequeñas luces intermitentes y eternas que pintan ese cuadro en el firmamento. Por alguna misteriosa razón, de anatomía humana o suerte universal, al tratar de centrarse en una de esas manchas azules, se vuelve esta tenue, casi invisible, mientras que las demás se ven en su totalidad. Ahora bien, esto es algo químico y algebraico, y no interesa al caso. Pero. Me suena que este ejemplo puntual sobre cuerpos galácticos no es más que una muy pequeña metáfora a las suertes comunes, como el amor, el extravió de cosas y la lotería. ¿Por qué? Pues, simplemente porque al centrarse en lo que queremos realmente, lo perdemos de vista. ¿No es así? ¿No es así como al interesarse por ella, perdes la capacidad motriz para gesticular, modular y hasta respirar? O Cuando tenes una reunión importante o llegas tarde, y no encontras ese buzo, o ese par de medias que tanto te gusta. Cuando queres demostrar algo y, al avisar a todos para que miren, no se dispondrá a salir.


Las estrellas, como muchas otras cosas, no son solo decoración. Bien hay gente con mucha imaginación como yo que busca una respuesta a la mala suerte, o al amor prematuro e hijo de puta. Y creo que la mano va por ese lado: Para conseguir algo que uno desea, debe centrarse en otras cosas de menor importancia. Porque ese duende que te roba los calzoncillos se va a cansar un día. O esa piba que te gusta va a caer que no por nada le hablas. Aunque bien, como humilde autor, puedo decir que el olvido de cosas urgentes o puntuales no es cosa fácil. Pero el tiempo hace bien en esos casos, además de la cotidianeidad y la sociedad que terminan por inundarnos con cosas ciertamente, inútiles.

Ya me centrare yo, cuando pueda, en las cagadas de pájaro, la caca del perro y varios deleites similares. De momento me despido y les advierto que el mundo esta cargado en negativo. Pero hay que solucionar esas cosas vagas e inexplicables.

viernes, 7 de septiembre de 2012

El sur y ellos.

—Oh, please don't drop me home because it's not my home, it's their home and...
Tu voz suena más fuerte que el motor del escarabajo. Hacía rato que no te escuchaba. Sonrío al encontrar tus ojos y por primera vez en mucho tiempo me siento bien, cómodo, feliz. Mi mano derecha descansa en tu rodilla desnuda, sobre la cual también está tu mano. Me gusta tocarte. 
La ruta es lo suficientemente larga para dejar atrás las incertidumbres y los miedos. Cuando pensábamos en estas cosas, cuando irnos al sur era sólo una idea vaga que flotaba en nuestras mentes soñadoras, la idea de que lo nuestro sobreviviera lo suficiente para vernos hacerlo era casi una utopía. Y quizás debería aprovechar este viaje para pedirte perdón y para decirte que te amo; que el sur va a ser nuestro refugio siempre; que si alguna vez nos separamos, voy a volver acá a llorar tu recuerdo; que tus ojos son mi hogar; que viviría haciendo el amor con vos porque no hay nada más lindo que sentirte temblar sobre mi cuerpo, verte cerrar los ojos y decir mi nombre con amor, con ese amor profundo que te sale del alma y que se expresa sin vergüenza en cada centímetro de tu piel que es dulce. En tus besos. En tus abrazos cuando viene la tormenta. 
Ahora que dejaste de cantar sería un buen momento. Llevo horas en silencio, pensativo. Tengo miedo de decirte las cosas y que te asustes. Que te asustes, me pidas que frene y te bajes, agarres tu guitarra y me dejes. Pero amarte en silencio me mata, amarte con el cuerpo me mata. Es como haber escrito una canción hermosa y no poder compartirla con nadie. Pero el sur es nuestro refugio, el sur es un buen momento. Tal vez entre el frío y un abrazo te cuente al oído, muy bajito, lo que me pasa. Quizás te compre un submarino y te cuente lo que me pasa. Quizás ahora, mientras te miro, te cuente lo que me pasa. 
Tu voz vuelve a sonar y puedo reconocer Here comes the sun. Tu sonrisa se colorea de ternura como tu rostro con el atardecer. Es tarde, pero mañana... Tenemos todo el tiempo del mundo allá en el sur.


Las cosas en cursiva:
La primera, una parte de la canción There is a light that never goes out, The Smiths.
La segunda, Here comes the sun , The Beatles.

martes, 4 de septiembre de 2012

Esto es un titulo.


Tanto septiembre, como primavera en si, tiene como... un no sé que. Un aroma, fragancia o color que respira, ciertamente, nostalgia. Es algo tan extraño. No es algo malo, pero no termina de cerrar como bueno. Y es que tanto el clima como la población, como la fauna y flora, todos se disponen a que sea un ambiente raro. Raro como un deja vu continuo e interminable, o tal vez, saber matemática sin ir a particular. Es un tanto peculiar y genera cierta presión en mi cabeza. No tanta presión como el spameo constante de Bariloche, pero es algo similar. Similarmente molesto.

Eso me lleva a pensar (o tratar de hacer tal cosa) en qué estoy en falta. En como puedo gambetear a la sociedad para que no me afecte, y, por ende, no afecte a los que me rodean. Pues, trato, gracias a la primavera y a las mujeres y a la música, de hacerme un pequeño pueblo adentro de mi cráneo. Ya lejos de toda la basura común, me dispongo a sobrevivir de los constantes mareos que esta época del año me producen. Volar de un lado al otro, ayudar a la mediana edad, y ser el mejor del mundo… Es casi imposible, estando escaso de tiempo para lograrlo. Y es raro, porque teóricamente, todo lo que hago, lo hago para mi bien. Me pongo mal para... ¿estar bien? Eso no cierra en lo absoluto. Tal vez quienes estén familiarizados con la astrología o la farmacéutica me recomienden algo. Tal vez no pueda escapar de este mundo bizarro que es Septiembre. Septiembre de flores, de abejas, de risas y de magia. Ah, y de tratar de escapar del futuro y disfrutar una porción del presente. Aunque, como ya dije, no es nada, nada fácil.

Endiablada situación de escapar de lo común. Desde cada pequeño imbecil que hay que tratar, hasta el gobierno, tan inalcanzable por veces (De todas maneras, no importa porque son todos buitres). Es una lastima que, si el karma existe, se tome tanto tiempo en accionar. Y sin embargo no es algo repentino lo de estos combates. Desde pequeño que estoy en constante lucha con tales vanidades como las estrellas, el horóscopo, la suerte y el amor. Es como querer casarse con la luna: se puede, pero esta lejos.




Muy lejos.



Sepan disculpar, me fui al carajo.


¿Y que quieren? Estamos en primavera, tortolos. Salgan afuera: Lo mejor del mundo.

miércoles, 29 de agosto de 2012

Luna

La luna se puede tomar a cucharadas 
o como una cápsula cada dos horas. 
Es buena como hipnótico y sedante 
y también alivia 
a los que se han intoxicado de filosofía. 
Un pedazo de luna en el bolsillo 
es mejor amuleto que la pata de conejo: 
sirve para encontrar a quien se ama, 
para ser rico sin que lo sepa nadie 
y para alejar a los médicos y las clínicas. 
Se puede dar de postre a los niños 
cuando no se han dormido, 
y unas gotas de luna en los ojos de los ancianos 
ayudan a bien morir. 

Pon una hoja tierna de la luna 
debajo de tu almohada 
y mirarás lo que quieras ver. 
Lleva siempre un frasquito del aire de la luna 
para cuando te ahogues, 
y dale la llave de la luna 
a los presos y a los desencantados. 
Para los condenados a muerte 
y para los condenados a vida 
no hay mejor estimulante que la luna 
en dosis precisas y controladas.




Poemas de Jaime Sabines



lunes, 27 de agosto de 2012

EternidadEfimera


Había saciado ya todas sus dudas.
Una por una estrategicamente cuestionadas, 
comenzaban a resolverse frente a sus ojos.
Se había sumerjido en la impaciente busqueda de lo eterno,
se había mojado los tobillos para terminar con la cabeza plenamente hundida en su propia impaciencia.
Eran tantas las traiciones al ser propio que se encontraba frente a su mas grande litigio,
habían pasado ya tantas lunas desde que había logrado ver por primera vez,
y su concepto de la eternidad estaba tan corrupto ya, 
que no distinguia entre Efímero y Eterno.
Pero, un cuestionamiento rejia firme en su subconciente y comenzaba a picar sobre su conciente,
y es que ¿que lleva al hombre a boicotearse tantas veces sino su propio ego?
Pero en su entera agonia mental, propia de sus mas profundos miedos, logra lo inesperado,
Catarsis.
y luego, comprensión.
¿Que de la eternidad de lo ajeno sin la previa apreciación de la eternidad propia?
¿Como sentirse tan completo con un "otro yo" sin saborear primero la plenitud del yo propio?
En una intensa batalla entre valores, deseos, miedos y cuestionamientos,
se liberan sus mas intensas reflexiones.
Cubiertas por el manto de la materia, las sensaciones de lo Real comienzan a llenar su piel,
tras el manto de los ojos ciegos se encontraban las mas grandes respuestas,
solo tenia que dejarse corromper por su oscuridad mas intensa, 
solo tenia que adentrarse, practicar la introspeccion hasta conocerse en las tinieblas.
Ya descansando sobre ella , absorber cada una de sus enseñanzas, aquellas que en su inversa serian el mas pesado Karma,
en este caso eran experiencia pura.

Ella era el caos, pero era la brisa,

era lo vital, lo escencial en una sola sonrisa,
es que las entregaba pero no de forma azarosa,
su piel hervía, sus labios suspiraban sabor a rosas,
tan espinosas y dolorosas como esenciales y fundamentales,

¿como habia logrado transgiversar la mente del sabio a puntos tan marginales?
que al considerarse sabio perdía el hilo absoluto de su aparente sabiduría.
Aun asi, y tras innumerables batallas internas, 
todo era aire, aire puro , violentándose por momentos, 
pues claro, ¿que otra forma sino de dar a conocer su verdadero objetivo?
Y disfrazada de invierno su mente ya perdia el control,
no pensaba en la razón,
elejia el corazón,

como cuando vibro con aquella primer canción.

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