lunes, 27 de agosto de 2012

EternidadEfimera


Había saciado ya todas sus dudas.
Una por una estrategicamente cuestionadas, 
comenzaban a resolverse frente a sus ojos.
Se había sumerjido en la impaciente busqueda de lo eterno,
se había mojado los tobillos para terminar con la cabeza plenamente hundida en su propia impaciencia.
Eran tantas las traiciones al ser propio que se encontraba frente a su mas grande litigio,
habían pasado ya tantas lunas desde que había logrado ver por primera vez,
y su concepto de la eternidad estaba tan corrupto ya, 
que no distinguia entre Efímero y Eterno.
Pero, un cuestionamiento rejia firme en su subconciente y comenzaba a picar sobre su conciente,
y es que ¿que lleva al hombre a boicotearse tantas veces sino su propio ego?
Pero en su entera agonia mental, propia de sus mas profundos miedos, logra lo inesperado,
Catarsis.
y luego, comprensión.
¿Que de la eternidad de lo ajeno sin la previa apreciación de la eternidad propia?
¿Como sentirse tan completo con un "otro yo" sin saborear primero la plenitud del yo propio?
En una intensa batalla entre valores, deseos, miedos y cuestionamientos,
se liberan sus mas intensas reflexiones.
Cubiertas por el manto de la materia, las sensaciones de lo Real comienzan a llenar su piel,
tras el manto de los ojos ciegos se encontraban las mas grandes respuestas,
solo tenia que dejarse corromper por su oscuridad mas intensa, 
solo tenia que adentrarse, practicar la introspeccion hasta conocerse en las tinieblas.
Ya descansando sobre ella , absorber cada una de sus enseñanzas, aquellas que en su inversa serian el mas pesado Karma,
en este caso eran experiencia pura.

Ella era el caos, pero era la brisa,

era lo vital, lo escencial en una sola sonrisa,
es que las entregaba pero no de forma azarosa,
su piel hervía, sus labios suspiraban sabor a rosas,
tan espinosas y dolorosas como esenciales y fundamentales,

¿como habia logrado transgiversar la mente del sabio a puntos tan marginales?
que al considerarse sabio perdía el hilo absoluto de su aparente sabiduría.
Aun asi, y tras innumerables batallas internas, 
todo era aire, aire puro , violentándose por momentos, 
pues claro, ¿que otra forma sino de dar a conocer su verdadero objetivo?
Y disfrazada de invierno su mente ya perdia el control,
no pensaba en la razón,
elejia el corazón,

como cuando vibro con aquella primer canción.

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