Anteponiéndome a cualquier cosa, me gustaría aclarar los
términos en los que la gente que escribe en este blog procederá a expresarse de
ahora en más. Si bien hasta ahora nos manejábamos con una especie de calendario
semanal, en los que escribíamos cada día de la semana un miembro diferente,
decidimos cambiar las cosas. Desde este momento, nos dictaremos de manera caótica,
anacrónica y si se quiere, explosiva. De esta manera rompemos las barreras del
sistema, corriente y vago, para escribir
y expresarnos así como el arte lo hace. Así como el amor y porque no, la vida.
Prosigo.
Hoy a la madrugada, me encontraba yo soñando un sueño
muy bonito, de el cual no me puedo acordar en estos momentos. De alguna u otra
manera, me despierto sin más. No había sufrido, ni me encontraba en estado de tensión,
no tanto así como asesinar mi sueño de esa manera. Miro entonces la hora, que
marcaba las 3:45. Rompiendo con mi tradición de continuar durmiendo, me decidí
a destaparme y mirar la nada, a través de la persiana abierta. Me gustaría
aclarar que figuro ''la nada'' porque usualmente, al observar afuera, no hay
estrellas, ni nubes. Solo un árbol lejano que se agita con el viento helado.
Pues. Yo me empeño a mirar el susodicho árbol y dignarme a dormir nuevamente.
En una cortante mirada, observo lo que nunca había estado presente, o lo que yo
pensaba que así era: una luz.
La luz esta, no era cualquier luz. Como ya dije, no era una estrella. Tampoco un avión, de esos que matan cualquier esperanza de encontrar algo misterioso en el cielo. Ni esas antenas que titilan junto al negro espacio. No. Todo esto era diferente a lo que había visto alguna vez. La luz, azul, que temía y se atenuaba, comienza a dar un pequeño recorrido. Pequeñísimo, en forma de infinito, ∞, que poco se pronunciaba. La luz entonces, que era diferente y se movía raro, comenzó a hacer un titileo horripilante. Sin más, me di vuelta y me dispuse a leer Dolina. Supuse que Alejandro me sacaría todos los miedos y plantaría una sonrisa en mi cara, marcando el fin de ese encuentro desdichado. Pero, como siempre hay peros, no fue así. La maquinaria en mi cerebro comenzó por moverse, reflejándome a mí en múltiples temores. A las 4:02 me di vuelta nuevamente, para ver la ventana desgraciada. Sentía ese morbo maldito que todos han de sentir. Entonces conseguí abrir mis ojos, a pesar del miedo que carcomía. La luz había desaparecido. Me congele, apague la luz de la mesita y me dormí.
La luz esta, no era cualquier luz. Como ya dije, no era una estrella. Tampoco un avión, de esos que matan cualquier esperanza de encontrar algo misterioso en el cielo. Ni esas antenas que titilan junto al negro espacio. No. Todo esto era diferente a lo que había visto alguna vez. La luz, azul, que temía y se atenuaba, comienza a dar un pequeño recorrido. Pequeñísimo, en forma de infinito, ∞, que poco se pronunciaba. La luz entonces, que era diferente y se movía raro, comenzó a hacer un titileo horripilante. Sin más, me di vuelta y me dispuse a leer Dolina. Supuse que Alejandro me sacaría todos los miedos y plantaría una sonrisa en mi cara, marcando el fin de ese encuentro desdichado. Pero, como siempre hay peros, no fue así. La maquinaria en mi cerebro comenzó por moverse, reflejándome a mí en múltiples temores. A las 4:02 me di vuelta nuevamente, para ver la ventana desgraciada. Sentía ese morbo maldito que todos han de sentir. Entonces conseguí abrir mis ojos, a pesar del miedo que carcomía. La luz había desaparecido. Me congele, apague la luz de la mesita y me dormí.
Luego de analizar en frio las cosas, me di cuenta que
mis temores no estaban realmente fundamentados, y que el objeto podía ser un satélite
o un planeta de esos nuevos que salen ahora. También, pensé, podía haber sido
mi imaginación tras el sueño no terminado. Sin embargo, lo que vi fue real. Y aquí
va mi pequeña advertencia: el texto anterior, lejos de todos los cambios
realizados hasta el definitivo, es verídico. Y no verídico como ''Actividad
Paranormal''. Esas boludeces no me cierran aun, sin embargo mi historia es
verdadera y atemorizante y si cierra: algo malo debe de estar ocurriendo.
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