La seda acariciaba, acompañaba ,
los roces intensos de la piel que hervía
y con ella las mil y un sensaciones,
Me explotaba el pecho,
la incapacidad para controlarse, para controlarme, se hacia
cargo de todo
Ni la mente del mas sabio
descifra el encuentro entre los labios,
Las lógicas rebalsan impacientes,
pero carecen de sentido urgente,
es que una lucha tan intensa, con tan inseguro motivo
jamás podría ser llevada acabo por la mente,
es ya un grito ausente y resulta incoherente
nadie es importante,
vuelve uno a ser aquel infante,
ciclotímico obnubilado e irrelevante.
Y entre el calido de su eterno frio
y la niebla que generaban sus ojos
se perdía el rumbo fácil , pero se retomaba instantáneamente
y con mas antojo.
Ya después de mil silencios, se sabia el poema entero,
de lo simple a lo complejo,
desde lo eterno hasta lo pasajero,
no quedaban estrofas, ni letras perdidas en algún cuaderno
no quedaban hojas rotas, ni el revuelo de los estribillos de
invierno,
era de nuevo primavera, como la mejor de las primeras,
era un soplo de ventaja , como ese que nunca la baja,
Y si fuera de las ultimas veces?
Ella solo pide que la beses.
No hay comentarios:
Publicar un comentario