miércoles, 13 de junio de 2012

El otoño nos tiñe de Naranja



Buenos Miércoles!

Vengo a dar mi opinión acerca de aquellas personas que caminan mirando para abajo, como si estuviesen esperando llegar al final rápido, ansiosas por ver que hay detrás, y se olvidan de lo más importante, respirar…
Muchas veces no nos percatamos y dejamos la vida misma pasar sobre nuestros hombros, como esa suave brisa otoñal y cuando queremos parar, dejamos un montón de cosas atrás.
¿Qué es lo que sentimos cuando el tiempo pasa y nosotros no hacemos nada al respecto? 
¿Cuál es el sentimiento exacto, para describir cuanto perdemos por estar distraídos?
A veces estamos atentos a lo menos significante y cuando volvemos a la perspectiva general... Una lluvia de cambios cae sobre nosotros y nuestras manos se llenan de nuevas incógnitas.
Nuestra cabeza se desenvuelve poco a poco y un millón de preguntas nos ahogan... Buscando
nuevas soluciones. Un momento de calma y felicidad en nuestra vida nos disfraza la insípida realidad.
Tendríamos que aprender a convivir con nuestras propias emociones, no abstenernos de largar una lagrima, o taparnos la boca al reír, somos libres, nuestra alma es libre y nadie debería prohibir que nuestra alma se conecte con nuestro cuerpo y afecte nuestras “emociones”,
Abrimos los ojos y nos preguntamos ¿Por qué siempre algo malo tiene que deshacer estos tiempos dorados? Nos encerramos, nos frustramos... Pero nunca disfrutamos, también, del lado oscuro de la vida.
Equilibrio, encontrar un punto medio entre la agonía de los momentos de llanto, y la alegría de nuevas risas, existe un mal para un bien… y un bien para un mal.
Como bien dijo el Indio Solari; "La vida sin problemas es matar el tiempo a lo bobo"; Nunca nos convencemos que el dolor es parte de la vida misma y podríamos conectarnos, sentirlo, para luego ver que no solo vivimos únicamente en la alegría, si no que sentir también la catarsis del alma al despedir una lagrima, o al gritar con todas nuestras fuerzas, es vivir.
Aceptar la vida también es poder salir, de vez en cuando, sin paraguas para sentir la lluvia en la piel y darnos cuenta que las nubes son, también, parte del paisaje. Son quienes luego se abren para dejarnos apreciar de a poco cada rayo de sol.
Yo creo que los momentos de tormenta nos hacen apreciar esas pequeñas cosas que por distraídos no levantamos la cabeza para admirarlas. Cada vez que llueva, disfrutémoslo, y cuando pare, salgamos a apreciar cada color que tiñe el cielo, el arco iris.
El equilibrio, que hace que esos momentos de mierda sean parte de la vida misma, recordemos que en ese tiempo seguimos viviendo, no tendríamos que dejar el tiempo pasar, no te distraigas más, salí a caminar...



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